Tras 43 años al servicio de la comunidad, siendo un nexo primordial entre los pacientes y sus familias, este grupo de mujeres decidió terminar con su voluntariado, asegurando que su misión en el centro hospitalario ya fue cumplida.
“Para mí fue un estilo de vida, porque había que estar lista el día que nos tocaba turno, tener preparado el uniforme y almidonar nuestros cuellos; fue muy lindo para mí, porque sentí que crecí”, recuerda con nostalgia Inés Araya, presidenta de las Damas de Rojo, institución de voluntariado que este mes decidió culminar sus funciones en la región de Aysén.
Con más de cuatro décadas al servicio de la comunidad regional, las legendarias mujeres decidieron colgar sus trajes, puesto que consideran que su misión ya fue cumplida dentro del Hospital Regional de Coyhaique, institución que las acogió desde junio de 1973, convirtiéndose en un nexo primordial entre los pacientes y sus familias, quienes a través de estas voluntarias se enteraban del estado de salud de sus seres queridos.
“He tenido la satisfacción de estar en el Hospital desde que era chico, y de a poco se fue agrandando. Estaba feliz de atender a los enfermos hospitalizados, a sus familiares. Ha sido una grata experiencia compartir con toda la gente”, aseguró Guillermina Meza, pionera de las Damas de Rojo en la región, quien comenzó sus funciones hace 43 años.
Los cambios propios del mundo moderno, como el uso de internet y nuevas tecnologías, sumado a los avances en gestión hospitalaria que han hecho que las visitas a los pacientes sean diarias y en distintos horarios, fueron mermando el campo de acción de las Damas de Rojo, quienes decidieron dar un paso al costado y “jubilarse” de esta noble labor.
“En nombre de todos los funcionarios y también de los usuarios del Hospital de Coyhaique, queremos reconocerlas por su trabajo de años, del cual estaremos eternamente agradecidos, y respetamos por completo su decisión de dar cierre a esta etapa, que sin duda marcó sus vidas”, indicó María Eugenia Rosales, directora (s) del Hospital Regional de Coyhaique.
Rosales destacó la vocación de servicio de las decenas de mujeres que dieron vida a esta institución ícono de la sociedad coyhaiquina, que no sólo entregaba una sonrisa o una palabra de aliento a los enfermos, sino también se preocupaba de labores tan diversas y humanitarias como brindar útiles de aseo a los pacientes o ir cada día a la radio, para enviar mensajes a “aquellas personas de zonas alejadas de Coyhaique, para que estén al tanto del estado de salud de sus seres queridos”, recordó la directora del HRC.
Por su parte, el subdirector médico (S) del Hospital de Coyhaique, Roberto Rojas Mery, relató su experiencia con las Damas de Rojo, las que desde sus primeros años como estudiante de Medicina han sido parte de los pasillos y salas de espera de gran parte de los hospitales públicos del país.
“Uno siempre las ve ahí, al lado de la gente, con mucho cariño, amor y entrega. A estas alturas de mi vida, me toca estar en un cargo directivo, y ahora puedo entender a cabalidad su labor. Como médico, les agradezco la función que cada una cumplió. Se les va a echar de menos”, aseguró Rojas.