Internacional: Las dudas económicas que deja la agresiva reforma fiscal de Donald Trump.

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Tras el anuncio de la medida, analistas consideran que aún falta saber cómo se financiará la reducción de ingresos para el Fisco norteamericano sin generar un déficit.

Este miércoles la Casa Blanca presentó una propuesta que implica una reducción de la tasa de impuestos sobre la renta federal de 35% a 15% para las corporaciones, pequeñas empresas y asociaciones de todos los tamaños, convirtiéndose en lo que ellos afirman será “el mayor recorte de impuestos” en la historia de Estados Unidos. Según el Gobierno de Donald Trump, el objetivo de la medida es incentivar la inversión y, por ende, alcanzar mayores tasas de crecimiento para el país.

La Casa Blanca todavía no ha dado detalles sobre cuán grande sería la laguna que crearían los recortes impositivos en el presupuesto federal pero sostiene que el crecimiento económico resultante reduciría o eliminaría el riesgo de un déficit fiscal elevado. Sin embargo, el economista y académico de la Universidad de Chile, Joseph Ramos, considera que falta aún la mitad de la propuesta, ya que “falta saber cómo se va a financiar dicha reducción de ingresos para el Fisco y hasta que no se diga cómo será, ésta va a ser sólo la parte bonita”. En la misma línea que la opinión de Ramos, el economista y miembro del Grupo de Política Monetaria, Guillermo Le Fort, considera que “una reducción de impuestos de esa magnitud debería tener como consecuencia una caída importante en la recaudación y dicha caída debería ser compensada por algún tipo de recorte de gasto”. “De lo contrario, la posición fiscal se deteriora y se van a sentir presiones fuertes sobre las tasas de interés”, indica Le Fort y agrega que “habrían presiones alcistas a las tasas de interés porque más déficit implica más endeudamiento público”. Ambos economistas consideran que el intento de estimular la inversión, si no es compensado con una buena medida para financiar la baja del impuesto a las empresas, podría terminar generando efectos muy distintos a los intentados. Política republicana Esta no es la primera vez que se ocupa esta estrategia para reactivar la economía. De hecho, todos los presidentes republicanos desde 1976 han bajado los impuestos con este objetivo: Ronald Reagan y George Bush padre e hijo. Sin embargo, un análisis de la Universidad de Alcalá sostiene que este mecanismo ha impactado negativamente en las arcas fiscales, al debilitar la recaudación total. Compara el 17,9% del PIB que se registró en 1992 –cuando Bush lideraba la Casa Blanca- y con el peak de 20,2% que se logró en el segundo periodo de Bill Cinton, quien volvió a subir los impuestos a los sectores más adinerados. En el caso del último Bush que llegó al Gobierno, la intención de su plan era crear dos millones de empleos. En ese momento, lo demócratas afirmaron que “el programa no estimula economía, favorece a los ciudadanos más ricos y reventará el Presupuesto a largo plazo”. Las consecuencias de esta estrategia fueron evidentes, con un déficit de US$2 billones para finales de la primera década del siglo XXI. “En el periodo 2001-2008, el deterioro del déficit se debió a la política de reducción impositiva de 2001 y 2003 que explica un 50% del deterioro fiscal. Las guerras en Irak y Afganistán son una cuarta parte del déficit. En 2008-2009, el gran responsable es la recesión”, afirmó en 2010 Josh Bevins, investigador del Economic Policy Institute de Washington a BBC Mundo. En ese momento, el periódico digital inglés había destacado que “en 2001, Bill Clinton dejó la Presidencia de Estados Unidos sin déficit fiscal y la Oficina Presupuestaria del Congreso proyectaba un superávit de US$800.000 millones por año entre 2009 y 2012“.

Fuente: Emol.com.

 

 

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