Coyhaique , 18 de febrero de 2025
Hace casi diez años, trece familias de Bahía Murta, en la comuna de Río Ibáñez, comenzaron a soñar con un techo propio. El Comité Habitacional Flor de Mayo, constituido en 2015, inició un camino lleno de esperanzas y esfuerzos para materializar este anhelo. Con el apoyo inicial de la Municipalidad de Río Ibáñez, se logró gestionar un terreno y postular a un subsidio estatal bajo el Programa Habitabilidad Rural. Sin embargo, lo que parecía un camino prometedor se ha convertido en una historia de frustraciones y abandono.
En 2019, el comité decidió cambiar de rumbo, optando por un patrocinio particular para continuar con el proyecto. Tras obtener el subsidio en 2020, las obras finalmente comenzaron en 2023. Pero la alegría duró poco. A finales de ese mismo año, la empresa constructora se declaró en quiebra, dejando el proyecto paralizado y a las familias en el limbo.
Para empeorar la situación, una auditoría de Contraloría reveló un hallazgo desolador: trabajos esenciales, como los cimientos de las viviendas, nunca se ejecutaron, a pesar de que ya se habían pagado. Este descubrimiento no solo expone fallas graves en la ejecución del proyecto, sino que también deja en evidencia la vulnerabilidad de familias que han dedicado años a luchar por un derecho básico: la vivienda digna.
Las trece familias afectadas se sienten abandonadas. A más de un año del colapso de la constructora, aún no hay respuestas claras por parte de Serviu Aysén ni de la Seremi de Vivienda y Urbanismo de la región. La angustia y la incertidumbre han llegado a niveles críticos, mientras el sueño de la casa propia parece desvanecerse.
Frente a esta situación, la Municipalidad de Río Ibáñez ha alzado la voz, comprometiéndose a buscar soluciones y exigiendo que los servicios responsables asuman su rol. «Este es un atropello a la esperanza de personas que han esperado casi una década por su casa. No podemos permitir que sigan siendo invisibles», expresaron desde el municipio.
La historia del Comité Flor de Mayo es un reflejo de las dificultades que enfrentan muchas comunidades en el acceso a la vivienda, especialmente en zonas rurales. Hoy, estas trece familias claman por justicia y por respuestas concretas. Su lucha no es solo por un techo, sino por dignidad y por el derecho a vivir en un hogar que les pertenezca.