Miércoles 22 Enero 2025
Imagina tener 19 años, estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, y terminar tras las rejas por un delito que no cometiste. Eso le pasó a Martín Sanhueza Mascareño, un joven que, en medio del estallido social de 2019, fue acusado de lanzar una piedra que dejó gravemente herido a un sargento de Carabineros. Cuatro días después, un abrazo con su padre marcó el fin de su prisión preventiva, pero el comienzo de una batalla por la verdad.
Hoy, cinco años después, esa batalla llega a un punto crucial: el juicio oral contra el ex Prefecto de Aysén, Pablo Capetillo, y el ex Capitán Juan Fuentes, quienes habrían encubierto la evidencia que demostraba la inocencia de Martín. ¿La razón? Un video, captado por un periodista institucional, que fue excluido de la investigación por órdenes directas de Capetillo.
El fiscal Luis González no ha dejado piedra sin remover en este caso. Durante la audiencia, reveló que el video omitido mostraba claramente que Martín no fue el autor del lanzamiento de la piedra. Aún así, el entonces Coronel Capetillo declaró como testigo aquel 6 de noviembre de 2019, señalando a Martín como culpable. ¿Lo más grave? Lo hizo sabiendo que existían imágenes que lo desmentían.
Pero esto no es solo la historia de un joven injustamente acusado. Es también la historia de cómo las instituciones, en lugar de proteger, a veces fallan. Y de cómo, cuando eso pasa, hay quienes luchan para que la verdad salga a la luz.
Este caso no solo busca justicia para Martín, sino que también pone sobre la mesa preguntas incómodas: ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de quienes tienen el poder? ¿Cómo garantizamos que las investigaciones sean transparentes y justas?
El juicio, que comenzó este lunes, cuenta con la participación del abogado Marcelo Rodríguez, representante de la familia Sanhueza, y del Instituto Nacional de Derechos Humanos. Ambos buscan no solo condenar a los responsables, sino también sentar un precedente para que casos como este no se repitan.
En los próximos días, sabremos si Capetillo y Fuentes son declarados culpables de obstrucción a la investigación y falsificación de instrumento público. Pero más allá del veredicto, este caso ya ha dejado una lección clara: la lucha por la verdad y la justicia no es fácil, pero siempre vale la pena. Porque, al final, no se trata solo de Martín. Se trata de todos nosotros, de la sociedad que queremos construir y de las instituciones en las que confiamos.
